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Mensaje Pascual de los Obispos de la Región Patagonia-Comahue

“Alégrate, Virgen Madre, porque Cristo ha resucitado. Aleluya”
Solemne saludo a Nuestra Señora en la Vigilia pascual

Parece difícil celebrar la Pascua en estos tiempos difíciles, tiempos de pandemia y de aislamiento social. Por eso, y en el Año Mariano Nacional, le volvemos a pedir a la Virgen María que nos ayude a descubrir los pasos de Jesús Resucitado entre nosotros.
Leemos en el evangelio de San Juan: Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. (Juan 19, 25). María, nuestra Madre, ¿cómo pudo permanecer al pie de la cruz de su Hijo? ¿Por qué sigue allí? ¿De dónde saca fuerza para sostenerse en un momento tan terrible?
Porque no está sola, se deja sostener por otras mujeres, se une a ellas. Vive la fraternidad.
Porque sabe que su Hijo está sufriendo y, saliendo de sí misma, pone en el centro de su vida a quien más sufre: Jesús crucificado.
Porque se sostiene en la esperanza de que Dios no defrauda, recordando las palabras del ángel Gabriel, “no hay nada imposible para Dios”. (Lc.1, 37)
Por eso, como pastores, en tiempos de pandemia, queremos pedirle a Dios que nos regale un corazón de madre; para que quedarnos en casa, no sea cerrar las puertas del corazón a los que más sufren, sino valorar la vida, cuidar a nuestros mayores y a los enfermos; no dejarnos vencer por el egoísmo; contagiarnos de solidaridad y compromiso responsable, animando a nuestro pueblo a crecer en fraternidad.
En tiempos de pandemia, queremos convertirnos todos en madres de los otros, con actitudes de ternura y de mansedumbre, renovando nuestra cercanía especialmente a los ancianos, a los enfermos, a los que están solos y a los que los curan, siendo creativos en la caridad y el servicio al prójimo.
En tiempos de pandemia, le pedimos a María, que se mantuvo firme al pie de la cruz, que nos enseñe a ser fuertes en las dificultades; rezando por los que tienen que salir a buscar el pan cotidiano y por los voluntarios que ayudan a las personas que no pueden salir de su casa.
Y entonces, junto a María podremos decir que el Señor está vivo, que venció a la muerte para siempre, porque lo descubrimos en cada gesto de solidaridad y de compromiso, en cada médico, en cada voluntario, en cada enfermera, en cada policía, en definitiva en cada hermano que sigue de pie, como María, acompañando a los crucificados de hoy.

Que junto a Nuestra Madre, en esta Pascua tan especial, nos dejemos sostener por el Señor Resucitado que, mostrando sus llagas curadas, nos dice: “La Paz está con ustedes”.

Fernando Croxatto (Obispo de Neuquén), Marcelo A. Cuenca (Obispo de Alto Valle del R. N.), Juan José Chaparro, cmf (Obispo de San Carlos de Bariloche), Jorge García Cuerva (Obispo de Río Gallegos), Joaquín Gimeno Lahoz (Obispo de Comodoro Rivadavia), Esteban M. Laxague, sdb (Obispo de Viedma), José Slaby, c.ss.r. (Obispo de la Prelatura de Esquel), Alejandro Benna y Roberto Alvarez (Obispos auxiliares de Comodoro Rivadavia), Marcelo A. Melani, sdb (Obispo emérito de Neuquén), Néstor H. Navarro (Obispo emérito de Alto Valle del Río Negro), Juan Carlos Romanin sdb (Obispo emérito de Río Gallegos).

Pastoral de Comunicación Región Patagonia-Comahue